Viva la diferencia (y la convivencia)
Aún extraños a los otros y a la ciudad, el interés y la curiosidad son comunes.
De los otros y de la ciudad.
De poco a poco, uno se presenta, profesional y personalmente. Uno se cuestiona las conexiones posibles con su propio devenir. Si, ahí están.
Se ha armado la constelación de intereses, deseos y posibilidades.