El meneaÃto el meneaÃto el meneaÃto y ahÃ, ahÃ, ahÃ, ahÃ.
Jorge Luis Borges
En algún momento de nuestra historia, la cultura del consumo masivo mercantilizó a la muerte y sus ritos aledaños retirándolos de la gestión familiar y convirtiéndolos en un servicio standard provisto por terceros. En ese proceso, la asociación publicitaria entre muerte y erotismo –el cuerpo femenino como accesorio visual y activador del deseo– trastocó las formas de vincularse con la pérdida de seres queridos, ahora inserta en un incómodo circuito de deseo-consumo-placer, común a toda la esfera de relaciones entre el individuo y el mercado.
A la vuelta de un siglo, La Rosa Sexy Bar exhibe una inversión de este esquema: en vez de ser la muerte la que utiliza la sexualidad como cebo para venderse, la espectacularización del sexo se sirve de la muerte –convenientemente relegada al ámbito domesticador de lo “bizarroâ€â€“ para ofrecernos una original escenografÃa cabaretera de ataúdes, lápidas, coronas y lechos de pequeña muerte que dan como resultado el velorio porno que todos quisiéramos tener.
La frase del dÃa: No pagar por el pito más de lo que el pito vale.
Links de interés:
http://www.youtube.com/watch?v=-ssX7NNKUug&feature=related
http://www.youtube.com/watch?v=G526unk_4Rk
¿Una palabra? Menarca.
¿Un personaje histórico? MarÃa Emilia Fernández Roussé.
Imagen: Aviso de la funeraria Fontana y Gutiérrez, Caras y Caretas, 1898.