[Día 3. 17 de febrero 2012] César Cortés. Robar con la mirada, caminar por Quito

cesar_cortes-03

Seguro que me refiero al día tres

Robar con la mirada, caminar por Quito

César Cortés Vega

Se puede caminar por el centro de Quito como si se observara una ciudad que no está ahí. Lo he hecho muchas veces al estar en un lugar nuevo, pensando que nada de eso es en verdad necesario –necedad que es tan sólo un juego, porque si está ahí es porque es necesario-. Me refiero a que en el juego de las posibilidades, una cosa podría haberse desarrollado de manera distinta o, incluso, no haberse desarrollado. Un pensamiento así es equivalente a esperar que algo evolucione de determinada manera. Si intentamos que algo acontezca, es porque pensamos en su posibilidad. Y eso lo hacemos gracias a que al proyectarlo en la mente, ya estamos creando ese algo. De manera proporcional, cuando la cosa ya ha acontecido, podemos pensar muy bien que, de haber realizado algo de manera distinta, eso pudiera ser por consecuencia diferente. Acá no me importa si se trata del destino o no, sino de si creemos en el acto como reformador del objeto. Incluso, si se tratara de un asunto de destino, si éste puede ser reformulado por medio de la voluntad. Y si es así, luego se puede imaginar que una ciudad pudiera ser, además de lo que ya es –es decir, de cómo la percibimos- algo que no es.

Realizo ese pequeño ejercicio y el espacio devuelve una ciudad inusitada, porque en ese gesto de desvarío, ya modifico el presente. No me siento ajeno entonces, sino parte de un presente que se modifica por medio de desviaciones. La mirada puede luego ejercer un robo metafórico. Si lo público pudiera contraponerse a lo privado, a su puesta en juego como espacio que adquiere estatutos según la posición de agentes externos que determinen su condición –como un contrato, por ejemplo- lo que necesita ese sistema para concretar ese estado de cosas es que creamos que se trata de la única forma de verlo. Por eso, con todas las limitaciones del caso, la mirada roba, en tanto se apropia de lo que está estratificado para someterlo a una operación de deseo que lo desestructura, aunque únicamente por medio de ese método. La imaginación es poderosa en tanto el objeto de deseo que toma, lo transforma en materia significante. Incluso el término que uso acá es desafortunado, pues el concepto de “robo” implica algo que no es aceptado por la mayoría. En todo caso se trata de un robo florido, como en aquellas guerras míticas en las que no se mataba al contrincante, sino al que por el contrario, se le ofrendaban más y más cosas. Porque ese puede ser el punto real de inflexión: convertir algo que se piensa que es robo, en ley natural a defender frente a la justicia. Si, por ejemplo, Foucault dice que los acontecimientos están sometidos a equilibrios y desequilibrios en la modulación que distintas instancias de poder realizan sobre los acontecimientos, entonces se trata de operar para construir andamiajes discursivos que intenten modificar el discurso sobre objetos y sujetos. O sobre acontecimientos. Por ello el desarreglo con la realidad devuelve momentos que, al ser sostenidos como posibilidades dentro de las construcciones ya reconocidas, permiten comenzar a concentrar energía – traducida en trabajo- sobre la posición de las cosas en el mundo.

This entry was published on February 17, 2012 at 7:31 pm. It’s filed under Reportes de los residentes and tagged , , . Bookmark the permalink. Follow any comments here with the RSS feed for this post.

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *