Un espacio en blanco abre una red de posibilidades y alternativas posibles que se resuelven al apoyar el lápiz sobre el papel. Pero ¿qué sucede si este espacio es una ciudad donde no ha quedado ningún muro sin grafitear o “muralizar”?
En principio, podríamos hablar de una estética urbana de palimpsesto donde la sobreabundancia funciona como aquel dicho “es difícil ver un árbol en un bosque”.
Por ende, encontrar un muro blanco en Valparaíso se convierte en una tarea absurda. Esto nos lleva a una segunda cuestión, los únicos muros hallados pertenecen a lo institucional – la ex cárcel, el cementerio y algún que otro inmueble gubernamental-, edificios ajenos a las construcciones urbanas domésticas.
Problematizando ambas cuestiones, realicé dos series de intervenciones en la vía pública. Ambas estuvieron basadas en la misma estrategia pero con intenciones significativas muy disímiles.
Sobre la primera cuestión, trabajé la serie con acciones mínimas similares a las que realizan los grafiteros pero que en realidad, subvertían sus trabajos cubriéndolos.
En cambio, en la segunda serie de acciones “blanco sobre blanco”, obré sobre los muros del Cementerio n° 2 y la Ex cárcel –actual Parque Cultural de Valparaíso-. Las mismas buscaban problematizar la cuestión de lo inútil y, más aún, la posible inconsistencia del trabajo del artista contemporáneo en la vía pública.
Karina Quinteros