La comida tiene lugar muy importante en la vida cotidiana de México. Nos seducen a diario la riqueza y variedad de sus platos, los olores que impregnan las calles. La comida además como un momento privilegiado para compartir, que propicia los encuentros. Entre nosotros charlamos sobre recetas de cada país, y también con la palabra intercambiamos aromas y sabores.
Por la tarde, ya después de haber visto los portafolios y charlado un rato, empezamos a percibir algunas líneas que nos unen, hilos invisibles, o no tanto, entre el trabajo de uno con el de otro, los intereses que nos motivan, las ganas, las incertidumbres. Cruces y diálogos posibles que alimentan la sobremesa y afianzan los vínculos.