Domingo: día libre. Después de una semana de actividades pautadas, salimos a la deriva por Morelia.
Comimos tortas y chicharrón, y dormimos una siesta en el bosque Cuauhtemoc, atiborrado de familias disfrutando de una tarde de sol. Transitamos la callecitas del Centro Histórico, repletas de negocios y gente. Las esculturas monumentales de Javier Marín, los vendedores de globos al costado de la catedral, los puestos de dulces, algo de baile y música, el acueducto y la carrera de ciclistas.
Un día de museo urbano, buscando percibir también algo de que late en la calle.