Todo lo (aparentemente) sólido
se desvanece en el aire (de su solipsismo)
La visita al espacio universitario y su centro cultural ofrece una breve experiencia que delimita un contexto de producción de saber regional. Sorprende a la expectativa personal que se verifiquen ciertos problemas de ausencia de plan estratégico y formatos de co gestión institucional mucho más y democratizadores.
Nunca escuchamos la palabra “evaluación” o referencias a que lo construido (imponente) y recién en marcha (carrera de ha. Arte nueva) responda a un estudio previo de las necesidades regionales de desarrollo de un pensamiento en acción para incidir en la esfera cultural de la región.
La imagen construida de un país levantado en pos de su independencia y reparación social de los miles de excluidos, con tan fuerte escenificación del paradigma revolucionario, contrasta con la lectura institucional que esos espacios, generosamente a su vez, nos permiten.
Sin el ánimo de conclusiones a la ligera, uno esperaría poder verificar procesos de co gestión popular o con más amplios consensos institucionales. Una Universidad más jugada con la visibilidad del denso y variado tejido sociocultural de Morelia, enmarcados en un clima de emancipación y construcción de un saber ciudadano que proponga caminos efectivos de cambio de la realidad que duele, y no la entrega de Diplomas que no habilitan a ningún espacio laboral concreto.
Si “por nosotros hablará el espíritu” habría que solicitar que sea la voz de todos y cada uno de los espíritus que conforman el árbol de la vida mejicana.
