Siento bajarle la espuma a tu chocolate. Cierre de la Galería Gabriela Mistral.

dueño de tí, dueño de qué, dueño de nada.
José Luis Rodríguez (El Puma)

Chile tiene una larga historia en cuanto a escritos de contingencia. Muchos de ellos no pasan de ser mera enunciación y tienen la estructura de la explicitación del gusto, la predilección y la predisposición. Pocos, como los de Justo Pastor Mellado, adquieren la consistencia de un diagrama de análisis por fascículos.

Los riesgos de este tipo de escritura contingente son muchos y, probablemente, inevitables. Escribir la historia día a día implica una riqueza y un fracaso automático: un mapeo intencionado y emocional que da cuenta de los intereses y ambiciones que se ven involucrados. Intereses y ambiciones que prefieren permanecer ocultos y, para ello, deslegitiman la posibilidad de la crítica contingente a través de la borradura o del enfriamiento en el texto teórico.

Vamos al día de hoy: el anuncio de traslado a Valparaíso de la Galería Gabriela Mistral (originalmente perteneciente y administrada por el Ministerio de Educación de Chile y actualmente por el CNCA – Consejo Nacional de Cultura y las Artes) desató los rumores de cierre; la nostalgia de un pasado que nunca ocurrió como es recordado y la indignación moral vociferante de algunos agentes culturales chilenos. Estos últimos se apuraron a levantar una carta de reclamo que ya ha sido firmada por 600 personas.

Valga entonces aclarar algunos puntos.

Primero:  la Galería Gabriela Mistral -fundada en 1990 durante el gobierno de Patricio Aylwin por Luisa Ulibarri- es una institución del Estado que es administrada por un gobierno elegido democráticamente. No es una entidad autónoma y está dentro de las facultades de dicho gobierno modificar su forma y lugar de funcionamiento.

También está entre los privilegios de la autoridad transformar su uso: ¿qué es lo que hizo efectivamente esta galería? En una primera etapa, colaboró a la internacionalización de algunas obras y artistas; luego entró en la competencia interna con otras galerías de exhibición y centros culturales (actualmente en Chile hay 7 galerías y 4 museos). Últimamente, reparaba las falencias estructurales mediante un ejercicio de discriminación positiva y una editorialidad débil (catálogos de inscripción provisoria y ficheros razonados).

Segundo: una galería de exhibición de arte contemporáneo ministerial es una intervención explícita sobre el sistema de arte. Y, en Chile, el sistema de arte es abiertamente binominal (como lo es su democracia): por un lado, la influencia académica universitaria (con su jerarquía facultad de arte – teórico/crítico – galería apadrinada) y; por otro lado, los fondos públicos concursables (estatales). Los restantes agentes culturales tienen menor presencia, relevancia e interés en la débil -y debilitada- problemática interna.

Este accionar -que es compartido y reafirmado por los firmantes como una suerte de contrato social- desconoce las incipientes articulaciones que están realizando algunos agentes innovadores en Chile al modificar el equilibrio de fuerzas: ACA (con su código de prácticas), Galería Die Ecke (efectivamente internacional), Editorial Metales Pesados, entre otros.

Esta miopía logra que la imagen que las instituciones estatales, gremiales y privadas tienen de sí mismas sea complaciente y cortoplacista.

Tercero: la carta de reclamación y el comunicado público es una herramienta de adhesión fácil y de lealtad inconstante. Muchos de quienes hoy reclaman el cierre de la galería, hace unos meses reclamaban la estrategia de selección, de exposición y de negociación (de honorarios, de formación y pertinencia de la colección generada).

¿Alguien recuerda qué pasó con la indignación que generó el cierre de la Galería SAM? ¿Se sopesan en Chile las modificaciones a las que se han visto obligadas Galería Traffic o la Galería de Juan Pablo Moro? ¿Qué noción hay de los traslados de conceptualización, función y lugar que efectúan Revista Plus, Animita y el Parque Cultural en Valparaíso?

Si piensa algo, déjelo por escrito para que pueda ser contrastado con las consecuencias deseadas. O con lo que sea que suceda.

Cuarto: todos desean administrar el poder creado por otros, independientemente de si las capacidades generadas por este poder se corresponden a la realización de sus objetivos.

La decadencia de las políticas culturales de la Concertación ha construido su equivalente en el sistema de arte contemporáneo chileno. Su estrategia de funcionariato tiene como consecuencia el juego de las sillas musicales y la añoranza de la jefatura.

Entonces, ¿qué se está pidiendo cuando se solicita la continuidad (algo perfectible) de la Galería Gabriela Mistral? ¿No es el reforzamiento del sistema que ya está en funcionamiento con una sutil modificación?

Quizás sea necesario reconocer que el sistema de arte contemporáneo chileno está consolidado y responde a ciertos objetivos institucionales que se clausuran en su enunciación.

Quizás sea necesario reconocer la derrota; que el Fondart es una extensión del funcionariato estatal y así es como funciona; que la academia saturó la circulación; que la Trienal no pasó de ser una megaexposición para consumo interno (desperdiciando simultáneamente la posibilidad de alianza con bienales internacionales y la facilitación de un esquema de escenas locales autonomizadas); que las iniciativas privadas son, en su mayoría, ombligocéntricas, amiguísticas y endogámicas.

Hemos repetido hasta el hartazgo que el modelo induce al error. El gesto político del comunicado es reaccionario y reafirma la autoridad que supuestamente enfrenta.

El cierre, traslado o intención de cierre del gobierno sobre la Galería Gabriela Mistral es usado por todos como un distractivo del problema efectivo que enfrenta el arte contemporáneo en Chile: a algunos les sirve para levantar un enemigo que organice y cohesione (momentáneamente) las tropas; a otros, para tomar la temperatura del status quo y corroborar que todo está donde siempre estuvo, que las políticas culturales de la Concertación crearon sujetos dependientes e insolventes.

Al lobo hay que mirarlo a los ojos, a riesgo de quedar mudo.

La cuestión del arte contemporáneo chileno es estructural y estructurante. Mientras no pongamos atención crítica en él, todo reclamo será música de fondo del despliegue del sistema.

Jorge Sepulveda T.
Curador Independiente

Ilze Petroni
Investigadora de Arte.

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6 Responses

  1. Totalmente de acuerdo.

    De una manera mas coloquial dles digo yo lo siguiente:

    Me tienen hasta la pelotas las continuas quejas de los artistas y curadores chilenos; quejas siempre teñidas de intereses políticos definidos por su propia conveniencia.

    saludos y gracias por el texto.
    Nicolás

  2. Yo, hablo absolutamente desde la periferia….. porque me ubico geográficamente en una región de Chile….. Sin embargo y desde la elaboración de mis propias estrategias para posicionarme en el contexto del arte contemporáneo, en este lugar y desde este lugar…. pido un mínimo de análisis razonable y lógico…..Lo que ocurre con la GGM, es un hecho que representa una acción que atenta contra el avance en la creación de políticas culturales en nuestro país cuando nunca habían existido…. que,. como resultado o en el proceso…se crea la GGM, ….una Institucionalidad cultural,…. Fondos concursables, …..FONDART, …Fondos de regiones, …..Fondos Municipales,…. Empieza a emerger el arte y gestiones independientes…..etc….. Aquí hay un lugar que ha sido un referente para el arte contemporáneo que se cierra…. no sólo a sido un referente para muchos en Santiago….. porque se avanzó también hacia la descentralización….planteándose conceptos como la autonomía en el arte, la autosustentabilidad,la industria cultural, apareció la palabra gestión… etc…. capacitaciones, pasantías, becas, residencias….una serie de herramientas y conceptos nuevos fueron entregados a todos los que los querían recibirlos a lo largo de todo Chile.También se comienza a crear una conciencia en el ciudadano común de que el arte servía para algo y que de alguna forma había que hacer algo con el…..Por lo tanto más allá de las críticas o no críticas que podamos haber tenido ( me incluyo), unos u otros frente a situaciones laterales sobre el funcionamiento o mejoramiento de esta u otras instituciones , es un tema que nos debe llevar a la reflexión más allá de la teoría, abstracciones y discursos absurdos … y de juicios egoístas. Todo esto es lo que se está cayendo a pedazos en estos momentos……. Todo lo avanzado….¿O nunca avanzamos…..? Yo veo en la GGM….¡¡¡¡¡Cómo se pretende hacer desaparecer veinte años de avance para proveer a los que trabajamos en el arte de todo lo necesario para darnos un espacio de libertad de creación más allá del mercado….!!!!!! ¿Las Razones…..? ……..

  3. Tal vez a alguien le interese saber porque a una galería comercial como la mía le interesa que no se cierre una galería como la Gabriela Mistral…mi trabajo como galerista (pertenezco al que llaman circuito comercial) se enfoca a la difusión y comercialización de las obras de algunos artistas, que son más que solamente obras. Normalmente son la conclusión o el proceso de las investigaciones de ellos desarrollan.

    La Gabriela Mistral ha sido un referente y un aval para mi trabajo también, así como la galería Metropolitana, o Matucana 100 en su momento. Espacios que reciben exposiciones que no se podrían pensar en galerías comerciales porque los riesgos económicos son demasiado altos, pero su valor cultural, simbólico, investigativo son altísimos. Su aporte a la construcción de la identidad es muy alto asi como también el valor agregado que que toman los artistas despues de pasar por allí . Si se quiere espacios que funcionan activamente como laboratorios. No creo que sea la única forma de validación pero si una que funciona y aporta, incluso tomando en cuenta todas las críticas que se le hacen

    Por último, si bien es cierto que está dentro de las facultades del gobierno modificar su forma y lugar de funcionamiento. A la Comunidad, le interesa que se le informe claramente, sobre todo cuando se está interpelando a las autoridades y pasan los días… las respuestas no son ni oficiales, ni claras. Existen facultades democráticas y de derecho público también.
    Florencia Loewenthal

  4. Estoy de acuerdo con lo comentado por F. Loewenthal si bien es cierto GGM es o fue una galeria perteneciente o dependiente del estado, administrada por «funcionarios» y sujeta a las especulaciones (economicas, politicas) de turno, poseia una fisura capaz de dar continuidad a proyectos que de otra forma no hubiesen logrado ver la luz, proyectos que eran seleccionados por esa «discriminacion positiva», algunos funcionarios son personas que al amparo de la institucionalidad deciden remar para otro lado y eso se agradece, a pesar de todo, ya sabemos que hoy en dia lo «politicamente correcto» es un asunto de paradojas. Lamentable el cierre ademas de Sala SAM, paradojico tambien es que su principal gestora haya terminado siendo una «funcionaria» mas del CNCA, ambito internacional, de que lado estara ahora? de los buenos o los malos? de la institucionalidad o del arte independiente? dificil discernir si efectivamente su alma se la habra llevado Mefisto pero bueno, si, en chile el arte sigue siendo amiguistico es posible en todo plano, talvez la susodicha ha puesto manos a las obra para interancionalizar a sus mejores amigas de facebook, talvez las iniciativas de curatoria forense siempre citan a los mismos amigos pensadores capos y despues de criticar arduamente aparecen en ARTV talvez rattha gallery no ha tenido mas que hacer que trabajar con sus amigos despues de todo el ambiente sigue siendo «de provincia», hiper ombligocentrico, aun en la gran ciudad que llora por tener los vicios de una megalopolis, incluyendo al arte, si piensas en Sao Paulo, la mayoria son analfabetos y tienen una bienal muy «Cool», pero bueno volviendo al punto solo el hecho de que GGM haya levantado obras que no era posible ver en ninguna otra galeria, (de un contenido visual y politico, simbolico potente por ejemplo) me hace pensar que su «traslado» es una perdida.

  5. Totalmente de acuerdo con Florencia Loewenthal. Por lo demás, el argumento de Sepúlveda y Petroni, en lo que respecta a este caso específico, se reduce a afirmar que, si una institución es estatal, el gobierno de turno podría hacer lo que se le antoje con ella. Si se aplica este razonamiento a la educación pública, por ejemplo, los gobiernos podrían hacer cualquier cosa con ella, y nadie tendría derecho a objetar. Extraña forma de pensar la democracia. Lo mismo ocurriría entonces con las cárceles, la policía y el ejército (agregue el lector los ejemplos que quiera). Todo el resto del texto que comento es irrelevante frente a tamaña ¿ignorancia? ¿terror sagrado frente al poder?

    Eduardo: lo que tu llamas tamaña ignorancia y terror sagrado frente al poder es el reconocimiento de la representatividad que hace posible la democracia como la conocemos y ejercemos. El problema no es ese.

    El problema es que las estructuras y políticas públicas creadas durante los gobiernos de la Concertación siguen operando en los mismos términos y sólo hay nostalgia.

    Las personas que estuvieron a cargo de esta galería durante estos últimos años y aquellos que, obsecuentemente, los apoyaron son responsables y no victimas. Nuestra propuesta es enfrentar este problema estructural, no reproducirlo.

    Es probable que las más de 700 firmas que tiene la carta por el no cierre de la Galería sean capaces de generar un circuito de galerías que puedan hacerse cargo del cumplimiento de sus objetivos.

    Si esto no ocurre y no ha ocurrido es por que hay un acuerdo generalizado en torno al sistema de arte contemporáneo chileno donde estas reclamaciones son exabruptos y, como señalamos, fruto de lealtades inconstantes.

  6. http://diario.latercera.com/2011/04/22/01/contenido/cultura-entretencion/30-66621-9-consejo-de-la-cultura-revoca-decision-de-cerrar-galeria-gabriela-mistral.shtml

    hola, yo fui unos de los firmantes para que GGM no se cerrara, para mi la gestión de esta galería a lo largo de su existencia ha sido clave, en la conformación de un circuito que de espacios en los cuales la obra pueda desenvolverse sin la fuerza de gravedad del mercado, obras «de laboratorio» de vanguardia, críticas, de investigación, experimentales… que fueron posibles bajo este alero…además de generar las condiciones de dignidad para la creación, quiero decir presupuesto para su ejecución, inclusión de catálogo, diseño, teoría….para que el artista por fin pudiera concentrarse en su propio trabajo, y para que su trabajo tuviera una consecuente resonancia, de modo de propulsar su desarrollo futuro….

    Los espacios del estado son administrados por el estado, por los representantes que se eligen «democráticamente», pero esto no quiere decir, a mi juicio, que puedan ser transformados en sus bases así como así, pasando por alto su momento fundador o sus lineas curatoriales que la fundan, pues eso es parte de lo que a muchos nos representa me explico?debe existir claridad, y participación en las decisiones, como dice florencia existen facultades democráticas y de derecho público también!

    personalmente considero interesante la crìtica qu aquí se levanta, el momento es tb una oportunidad de revisar el estado actual de la gestión de esta galería dentro del actual contexto y tomando en cuenta tb el re conocimiento de su propia gestión , me refiero a sus aciertos y deficiencias, me cuesta trabajo pensar que la actual administración comprenda el justo valor de esta galería, pero creo tb que hay que defender lo construido.
    grs
    ricardo pizarro

    Ricardo: tal como explicitamente mencionamos en nuestro artículo el problema que tratamos es el lugar que ocupa la galería dentro del sistema de arte contemporáneo chileno y cómo este sistema funciona, quienes están involucrados y cómo.

    Estamos totalmente de acuerdo con Florencia sobre que hay facultades democráticas y de derecho público (como las elecciones y los tribunales, por ejemplo). El asunto que señalamos es que las cartas de reclamación desactivan los juicios sobre el valor de lo hecho, actúan como sucedáneo de la participación política y reúnen voluntades volátiles en torno a una denuncia y no frente a un programa de trabajo. Ese es el problema.

    Ya lo comentamos en la respuesta a Sabrovsky, nuestra pregunta es ¿cuántas de las personas que firmaron la carta están dispuestas a tomarse el trabajo de comprender y emprender acciones de mediano y largo plazo para el cumplimiento de los objetivos que delegaron al gobierno cuando le encargaron la administración de las políticas publicas respecto a cultura?

    Y si están dispuestas ¿por donde comenzamos?. El problema que señalamos es el facilismo con el que se firman cartas de denuncia y la dificultad para reconocer el efectivo valor y las responsabilidades de todos los agentes culturales involucrados en que el sistema de arte contemporáneo chileno esté como está. Para eso hay que hacer un esfuerzo de historia contingente que no vemos entre quienes colaboraron a producirlo.

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