Como si fuera un cacharro de greda, una cerámica de cultura perdida

El caso de la recuperación del mural “El Primer gol del Pueblo Chileno” en la Comuna de la Granja

Ponencia de Rodrigo Ortega en la Mesa de conversación “Matta Político”. Museo de la Memoria y los Derechos Humanos. Circuito Cultural Santiago Poniente. 17 de Abril 2011.

“La memoria no es simplemente el pasado (lo dejado atrás como historia o como vivencia recapitulable en un solo trazado) ni tampoco el recuerdo (la aparición relampagueante de aquellos fragmentos temporales que son rescatados del olvido debido a su mayor pregnancia individual o colectiva). La memoria designa una zona de asociaciones voluntarias e involuntarias que se mueve entre el pasado y el presente, ambos concebidos como formaciones incompletas en las que se entrelaza lo ya consumado con lo aún no realizado. Es porque el pasado es inconcluso que el trabajo residual de la memoria se mueve de escena en escena, a la búsqueda retrospectiva de aquellas intermitencias que aún contienen energías latentes. Las combinaciones discrónicas de temporalidades históricas y sociales que parecían muertas llevan a que se asome nuevamente –como retardamiento o aceleración- lo que no había sido aun modulado por las circunstancias y que las premuras del hoy reubican fuera de lugar y tiempo para que la rareza de estos des-tiempos tenga la oportunidad de convertirse en una fuerza crítica de extrañamiento. Es a esta disociatividad de la memoria a la que debemos apostar para que lo irrealizado del pasado siga disturbando un presente resignado a la inmediatez del corto plazo, a la superficialidad de un tiempo recortado por el abusivo predominio del hoy.
Richard, Nelly. “Crítica de la Memoria (1990-2010)”.
Ediciones Universidad Diego Portales. Santiago, Chile. 2010.

Hay que operar más allá de la fetichización de las producciones y los sujetos.

He decidido, en estas breves líneas concentrarme, en lo posible, en tres a cuatro términos a partir de la recuperación y exhibición en el año 2008 del mural “El primer gol del pueblo Chileno” realizado por la brigada Ramona Parra en conjunto con Roberto Matta y su señora (Germana Matta). Mural que data del año 1971. Los términos a los que aludiré aleatoriamente son: Fetichización, embalsamamiento, canonización y sujeto político.

El problema con esta mesa de conversación es precisamente su nombre ¿Qué es lo que realmente importa acá? ¿”Matta Político”? ¿Arte y Política? ¿O sujeto político?

Si la cuestión es Roberto Matta como sujeto político entonces la cuenta está saldada. Podemos identificar, a lo largo de toda la documentación bibliográfica y videográfica existente sobre su vida, cuál era su cercanía con la política y las ideas sociales que parte de su producción plasma en esa línea. Y asunto cerrado.

Cuando alguien muy patriota le pregunta a Matta de dónde es, este les da una respuesta perturbadora, provocando así en su interlocutor el sacudimiento de esos sentimientos patrióticos:

“Lo que tú quieres saber es dónde estaba el trasero de mi madre cuando yo nací […] Si alguien es afortunado de vivir siglos y siglos en el mismo lugar es posible tener un sentido de pertenencia. En mi caso el mundo que he conocido es transitorio”
Documental “Matta, el ojo de un surrealista” (90 minutos). Dirigida por Jane Crawford, 2004.

A mi parecer, y fundamental, es la pregunta por el ¿Qué hacemos con el resto? Con lo que queda ¿Cómo administramos esa herencia? ¿Cómo damos forma a eso que se nos escurre entre los dedos? (las obsesiones de un sujeto que no puede sino producir y producir).

Y preguntarse eso, respecto de su administración, efectivamente es acción política.

El peligro de no extenderse en el título de esta Mesa es el peligro inmediato de caer en la fetichización de esa firma. La firma “Roberto Matta”. Fetichización que definitivamente opera como condensación convencional de una fijación (en el sentido Freudiano también). Es decir, el trato con esa condensación fetichista expulsa el compromiso inmediato con la realidad que nos toca (a nosotros los vivos, por cierto).

Fetichización que cristaliza -vitriniza más bien- la experiencia provocando la vieja y conocida asepsia, desde el arte, del objeto escindido de su realidad social.

Y bien sabemos que todo se vuelve fetiche, mercancía con Marx. Así como fetiche funciona la firma Matta, así también funcionan las producciones en general. Es ante ese abuso simbólico que se hace necesario anteponer al sujeto político. Sujeto político que desde la cultura debe operar como lector espabilado ante los ejercicios de desorientación simbólica.

Hacerle frente a la condición incauta en el uso y abuso de la espectacularización de los gestos.

Pero esa gracia reflexiva no cae del cielo, y eso es lo que me hace reparar hoy en estas cuestiones. Recordar la pregunta por el ¿Ante qué estamos?.

Démonos cuenta entonces de las escrituras que arremeten sobre el mural recuperado. Escritura sobre escritura que derriba la ingenuidad pretensiosa de creer que lo que se ha recuperado es el estado original de esa pintura mural. No, no es así. Hoy comparecen en él el viejo recuerdo de una acción, de un trabajo formal de pintura. Pintura que se nos muestra derruida, porosa, translúcida. Pero que además ofrece simultáneamente la escritura de su recuperación. La acción de la herramienta que la hace aparecer. No como lo que fue, sino como una nueva escritura. Relato de una imposibilidad nostálgica. Evidencia de una impotencia también.

Démonos cuenta entonces que en ese ejercicio de vitrinización instalativa, antes de llegar a la escritura política que alimentó la contingencia de su hechura, nos vemos permanentemente interrumpidos con la cara visible de su condición canónica; el vidrio.

Como si de reliquia habláramos nuevamente. Los huesos “santos” de ese humano ya pasado.

Chocamos contra el vidrio al querer acercarnos más. Como si fuera la misión del viejo guardia de Museo que nos hace mantener la distancia cuando queremos otear la pincelada de un cuadro famoso. Recordándonos en ese acto que eso ya pasó. Que eso ya se hizo. Que lo debemos mirar con distancia “respetuosa”.

No es la atención al fetiche en donde debemos depositar nuestras fichas cuando de sujeto político hablamos. Debemos poner atención al programa aún no cumplido. O poner atención a la falta de programa. Y ese sujeto político sabemos bien, no necesariamente es un sujeto en particular, sino más bien una colectividad que se aúna en pos de acciones y metas a cumplir. Tareas a realizar.

Si algo más hace visible esa exhibición de mural es precisamente aquello; la distancia de un programa que se formuló e inició pero que no llegó a término. Programa que, de una u otra manera, sigue latiendo. Que debe repensarse y administrarse bajo los signos propios de lo contemporáneo. Es decir, de lo que existe hoy. Junto a nosotros. Los aún vivos.

Existe un perfil de Facebook llamado “si los medios son del capital, las paredes son del pueblo” Ya se imaginarán ustedes qué tipo de imágenes son las que podemos encontrar ahí. La carga contingente respecto de las necesidades coyunturales aparecen con fuerza acá. La fuerza del ahora dinámico que no cristaliza. Paradójico es el hecho de que la “cara” comunicativa de Facebook se denomine “Muro”. Sin embargo, es bueno recordar que lo que se exhibe fotográficamente en ese muro virtual remite necesariamente a una experiencia urbana. Aun así, la visibilización disipada –a través de la red- de la fuerza graffitera contestataria adquiere fuerza y actualidad. Nos interpela hoy.

Y no quiere decir que debamos reducir toda experiencia poética a una suerte de crudeza material utilitaria y demandante. Lo que sí debemos saber es que hay que hacer todos lo esfuerzos posibles por ubicar las representaciones y las acciones que éstas empujan a una justa medida, a una nomenclatura más precisa que haga diluir el líquido embalsamador que busca finiquitar en su rigidez ciertos cursos ideológicos.

Volviendo finalmente sobre los títulos de mesas y ponencias, habría que recordar a Roger Buerguel; crítico y curador alemán que en el coloquio “Arte y Política” realizado el año 2005 en Universidad Arcis repara en estas “asociaciones titulares”, en este binomio arte y política que presume una “pedantería”; aquella de los “Grandes Conceptos”. Proponiendo en su lugar un “más acá” dialéctico; “experiencia estética” y “ámbito público”.

Rodrigo Ortega Chavarría
Artista Visual
Abril 2011

Galería de Imágenes


la imágenes fueron bajadas del perfil de facebook Si los medios son del capital, las paredes son del pueblo.

Video de apoyo a la presentación de la ponencia

     

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