A pesar de haber estado en Buenos Aires el año pasado, nunca pude tomar Fernet (los vinos saciaron totalmente mi sed). Hoy con muchas expectativas decidí probar el famoso licor argentino, luego del pedido, demoraste casi 30 minutos en tocar mis labios, pero tu paso por mi lengua fue una experiencia espumosamente caprichosa.
La primera sensación fue de un sabor desagradable (amargo mentolado) pero al cabo de unos segundos de degustación lenta fui encontrando varios sabores ocultos, a medida que mas bebía, mejor sabor le encontraba, el aroma se volvía más intenso, el sabor de las hierbas se desprendían para llegar junto con el torrente sanguíneo a mi cerebro y volverla en todo una experiencia orgásmica.
Desde hoy el Fernet se convierte en mi primera opción de deleite etílico, espero sea un buen y fiel acompañante y que sus restos no me maltraten tan fuerte la cabeza en las mañanas venideras.