Desde hace 200 años una
promesa nos atraviesa: la idea del territorio que nos permitirá
escribir esa otra historia que será nuestra historia. Que
construirá otra identidad que será nuestra identidad.
Los festejos por el Bicentenario de
la Independencia son la celebración de esa promesa. Esa
ficción que otros, como nosotros, construyeron para sostener
un proyecto de emancipación, autonomía y libertad.
La cuestión es que los gestos
libertadores y los mitos fundacionales exceden las posibilidades
efectivas de su cumplimiento. Actúan, digámoslo, más
como un principio ordenador y unificante, que como un día que
va a llegar.
Porque esta es una promesa ambigua
que se hace carne en los hechos. Hechos que corresponden sólo
parcialmente a su amor porque simultáneamente nos liberan y
nos atan.
Las luchas materiales y simbólicas
nos suceden constantemente, entrecruzadas por los intereses que,
legítimos o no, determinan nuestras conductas y nuestras
lecturas de la Historia. Toda promesa es herejía, toda
herejía, si triunfa, será un mandamiento.
Por eso hemos traído estas
fotografías: por las oscuras referencias a la historia e
identidad que hemos heredado, porque son un signo dispuesto a ser
adulterado, porque son un instante que persiste y se reitera,
educándonos de tal manera que volvemos a anhelar la barbarie.
Porque el cuerpo es el último
recurso y el soporte de toda riqueza, porque queremos creer que el
cuerpo es el territorio siempre al borde de ser independizado,
siempre en fuga y siempre sostenido en un discurso. Un discurso del
deseo.
Jorge Sepúlveda T.
Curador
Independiente |
Ilze
Petroni
Investigadora de Arte |
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For
the past two hundred years, we
have been pierced by a promise: the idea of a territory that will
enable us to write that other history, our history. That
will forge another identity that will engender our identity.
The celebration of the
bicentennial is the celebration of this promise. A fiction created by
our predecessors in order to withhold a project of emancipation,
autonomy and freedom.
The issue is that
emancipating gests and foundational myths exceed the effective
possibilities of their fullfillment. They act rather like a unifiying
principle, not like something that will be effective someday.
Because
this is an ambiguous promise, that is made flesh in the facts. And
the facts keep only a partial correlation to our love for the promise
because facts are simultaneously liberating and enslaving.
We live amidst material
and symbolic struggles, intertwined by different interests that
condition our behaviour and our interpretations of history. Every
promise is heresy, every heresy, when victorious, becomes a commandment.
This is the reason why
we have brought these photographs: for the obscure references to the
history and the identity that we have inherited; because they are a
sign ready to be adulterated, an instant that persists and repeats
itself, educating us in such a way that we, once again, develope a
desire for barbarism.
Because the body is the
last resort, the basis of every wealth, because we want to believe
that the body is the territory always in the brink of independence,
always on the run, always referred in our discourse. The discourse of
desire.
Jorge Sepúlveda T.
Independent Curator |
Ilze
Petroni
Art Researcher |
Colaboró en la traducción / Collaboration in the english translation: Juan Manuel Ipiña |