Los órdenes y sus consecuencias.

los_ordenes_y_sus_consecuencias_eric_markowski
Y con la resaca a cuestas,
vuelve el pobre a su pobreza,
el rico a su riqueza
y el señor cura a sus misas.
Joan Manuel Serrat

 

Lo real es incomunicable. Todo intento es pretencioso. Todo esfuerzo es, simultáneamente, total e inútil. Hablar, leer, describir lo que tenemos al frente es una superposición de lo que deseamos sobre lo que suponemos real, y en ello lo reconocemos real.

Como un conjuro, que por un lado es una incitación para que lo difuso tome (alguna) forma y nos obligue. Y por el otro, lo hace demandante, terrible en su resistencia, en su exceso desbordante, apenas canalizado.

Entonces, toda posible comunicación superpone un código finito a una situación caótica, inmanejable, sospechosa. Esto es a la vez una condena y una posibilidad. Una condena porque hace visible y explícito que cualquier posible relación es el despliegue de un código, apenas modificado, apenas individuado, apenas propio. Apenas un uso posible de lo que ha venido siendo la cultura.

Y abre una posibilidad, porque su enunciación y su orden nos posiciona y nos estructura a la vez que estructura lo que señalamos, hace posible una ficción cuyos efectos son reales. Nombrar las cosas, ponerlas en un orden, superponerlas a lo que ocurre, nos afecta (afectiva y efectivamente), somos producidos e inducidos.

Intentar el lenguaje (lo hablado, lo dicho) nos hace libres al someternos a una otra normativa, elegida y voluntariamente aceptada. Nos autonomiza de los caprichos de lo inmanejable ya que todo lo dicho es diferente del que habla y de lo hablado. Establece un acuerdo, siempre provisorio, que negocia con lo real que se resiste y con las pretensiones de los otros órdenes posibles.

Como todo lo que parece simple es muy complicado.

Una imagen superpuesta a lo que reproduce es un ejercicio de violencia, una violencia que lo obstruye y le impone un orden específico de la composición. ¿Para qué? para convertirlo en otra imagen y separarlo de eso que llamamos real (ya sea porque se resiste o porque ha sido naturalizado). Hacerlo imagen es contener la aparición de esa realidad caótica, prepotente e inaccesible.

Producir una imagen es imponer un orden y buscar un acuerdo.

Porque ningún orden es posible sin otro que lo reconozca (como tal). La comunicación entonces es la solicitud de un acuerdo para acceder y administrar lo que nos es inalcanzable. Un orden que se hace verdadero en su acuerdo y en su uso, en su reiteración como acuerdo, en su recurrencia y perseverancia. Hablar es un acto, una acción y una actualización.

Entonces ¿cuál es la relación entre la codificación de la percepción y el juego? el juego es una estructura explícita de normas acordadas, una obligación a la que nos sometemos voluntariamente para generar una satisfacción en ese orden conocido por todos los participantes.

Participar de la cultura tiene la misma condición: se superpone un orden dibujado que delimita y enfatiza, se establecen relaciones reconocibles por nuestro largo entrenamiento previo en cuestiones de orden. Seguir instrucciones es, simultáneamente, reconocer e imponer un orden, generar confianza y otorgar sentido.

Las obras entonces abren una exhibición. Fuimos ubicados en el despliegue del juego social que nos fue asignado, esa posición se hace, se ejerce y se actualiza en cada juicio y en cada acto. Y es ahí donde optamos por decidir sostener la muy bien justificada reiteración de las controlados aburrimientos conocidos(1), o construimos los parámetros del orden que dará sentido y nos dará sentido.

Las obras abren una exhibición. Exhiben la tensión entre lo posible y lo comprensible. Exhiben esa tensión entre un orden individual y un orden político. Un procedimiento de producción que es un procedimiento de exhibición: exhibir que es una imagen que superpone su orden, a lo imaginado.

Jorge Sepúlveda T. y Guillermina Bustos.
Curatoría Forense – Latinoamérica.

Texto para la Exposición
UN LUGAR SAGRADO
muestra individual de Eric Markowski
con curaduría de Fabro Tranchida
26 de noviembre al 30 de diciembre 2016.
Galería Quimera. Humboldt 1981, Buenos Aires (Argentina).

NOTAS

1.- El aburrimiento es la máxima prueba de la consolidación y contundencia de la norma. El aburrimiento es un síntoma, una herramienta y una ruta de escape. Por un lado, mientras más rígidas sean las normas mayor violencia requieren. Es ese caso el aburrimiento es una forma de resistencia pacífica contra el juego (su estructura) y contra sus participantes. Pero, por otro lado, el aburrimiento es también la superación de toda la normativa del juego vuelto obsoleto a través de lo previsible de sus combinaciones posibles. Si no hay expectativa, no hay juego y por ello no hay deseo de permanecer atado a sus normas.

No responses yet

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Abrir chat
hola! ¿sobre qué quieres conversar?
olá! O que você quer conversar?
hello! what do you want to chat about?