Cuando se cuenta con diez minutos todo puede pasar, desde entregar la presentación tarde a quienes coordinan la residencia, extenderte mucho más del tiempo programado, desear sumar con los demás residentes quienes han venido en condiciones similares a las tuyas, hasta encontrar posibilidades infinitas de colaboración entre quienes estamos en el mismo espacio de convivencia con relación a la misma y yendo mucho más allá, hacia el que hacer artístico.
Surgen relaciones entre personas, concepciones de la institucionalidad y de la gestión autónoma, se reivindican y cuestionan a la vez las nociones de la educación en el museo, el sector museal, los limites de la educación no formal y la docencia en Universidades, la inspiración como acto sensible del arte hacia la producción y el pensamiento estético.
Diez minutos para tratarte y enganchar a los demás se convierte en la alegria de encontrar puntos de anclaje de pensamiento, producción e investigación que hacen querer continuar contando tu experiencia para relacionarte con aquellos con los que seguramente podrán hacer parte de tu vida sumando tiempo y tiempo con aquellos que con sus trayectorias y portafolios robustecen la experiencia de encontrarnos en esta residencia.