Desde que Lucero dijo que el sábado saldríamos a bailar al bar María María, yo y mis compañeros chilenos andábamos con la cumbia metida en la cabeza… María María te quiero todavía (8).
En la tarde noche se dio el ambiente festivo colectivo y para comenzar a hacer quilombo agarramos guitarra y cajón peruano y nos pusimos a cantar y a bailar. Ahí salió cueca, rumba, cumbia colombiana y unas zambas. La sesión se coronó con un coro de Todos juntos de Mercedes Sosa y unos zapateos.
Inolvidable.