Autorretrato (Cristián Abelli, Oleo sobre Tela, 1991)
Autorretrato (Adriana Asenjo)
Sobre los artistas que realizan autorretratos se puede decir que han trasladado la representación al objeto que tienen más cercano: su propia imagen. Esto unido a que la individualización de su imaginario y el trabajo de su técnica pasa por la inclusión de adjetivos que exceden la apropiación óptica de un objeto (empírica y realista, podríamos decir), convierten a estos objetos de arte en una síntesis de juicios que exceden el conocimiento que pueden tener de cualquier otro objeto.
En palabras simples: el artista sabe mas de las fabulaciones que realiza de si mismo que de las relaciones que puede crear entre otro objeto y lo que lo contextualiza. Por ello puede dar cuenta en el autorretrato de nociones emocionales, morales, culturales, etc. que le permiten aclarar zonas que requieren la construcción de una gramática simbólica especifica.
Por otra parte, voluntaria o involuntariamente, consciente o inconscientemente, incluye en los parámetros de representación sus pretensiones e intencionalidades, la forma en que ve que se desarrollan sus relaciones con otros artistas, otras obras y con la historia (del arte u otros relatos históricos) de manera de establecer un posicionamiento y una delimitación.
Los autorretratos son, entonces, indagaciones sobre la propia emocionalidad y su capacidad de apropiación a través de la técnica, pero también una señal, un indicio, de cómo el artista desea ser comprendido en su contingencia.
Jorge Sepúlveda T.
Curador Independiente
Santiago de Chile, 11 Noviembre 2005
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