Bárbara Gillmore, en su exposición BIM BAM BUM, reconstruye una sensación, un modo posible/probable de acceder a través de los sentidos a los estímulos que nos rodean. El espectador, como alguna vez ocurrió en el espectáculo revisteril, es inmerso en ese recorrido en la erótica de la imagen, del color, del movimiento, etc.
Sin embargo, y para despiste de algunos, la exposición no es una reconstrucción / reconstitución de la escena perdida para siempre por el tiempo que nos separa y la historia de Chile convirtiéndose en lo que es ahora: ésta no es una exposición antropológica ni histórica, no hay plumas ni piel descubierta… en la exposición está el estímulo que genera esa sensacionalidad / sensorialidad, que juega con las relecturas que el arte puede hacer, a las proposiciones que hacen de la realidad univoca un espejo que ambigua nuestras definiciones [1] .
Luces, obras, colores, música y montaje constituyen una exposición – obra que intenta ocasionar ese efecto: dejarse seducir por los estímulos, suspender la razón y abandonarse a la emoción, en mirar y dejarse ver, toda esta exposición es una investigación sobre cómo el arte es un estimulo, una lectura y una razón de lo que nos ocurre [2] .
El espacio de la exposición, retomado por el montaje y modificado arquitectónicamente por él, pretende lograrlo mediante una inmersión [3] , una suspensión del saber sobre el entorno, un viaje inmóvil que excede la escenografía y el vitrinismo por que actúa hacia adentro rodeándote. Un viaje que ocurre dentro del espectador.
El énfasis en los detalles (al que yo llamo el Lujo de la Obra, su lujuria) da indicios que son leídos en diferentes niveles [4] .
En la sala izquierda, por citarlo como ejemplo, se extiende un paño construido con pequeñas pinturas realizadas sobre cartón unidas entre ellas, aleatoriamente combinadas que forman un patchwork sorprendente, quedan entre las partes pequeños vacíos por lo que se puede mirar la trastienda, ahí ocurre algo que hay que buscar con la mirada (como quien se zambulle en un escote).
Semioculto detrás de este paño hay un televisor que muestra un video que tiene dos estadios, el primer es una mujer que se maquilla y gesticula y el segundo estadio es la misma mujer que baila en el baño jugando con el papel higiénico. Hay en ambos un punto que destacar: el lugar común, el baño, se resignifica/refuncionaliza como plataforma escénica. El ojo, la cámara, exterioriza/externaliza el juego haciéndolo objeto transportable y permitiendo evidenciar a esos otros el goce donde el mismo cuerpo es autor, objeto, protagonista/interprete y público. Estos videos son, además de una exhibición de lo privado (como antes el BIM BAM BUM), un elogio y apología del cuerpo satisfaciéndose en si mismo/consigo mismo, en el maquillaje (que es a la vez ocultamiento y develamiento de la personalidad), en la gesticulación (que es herramienta de la comunicación) y en el baile.
Esta exposición completa es una investigación sobre el goce, sobre sus tiempos, sobre sus ruidos y sus silencios, sobre la evidencia y el ocultamiento.
Todo esto ocurre mientras se escucha a lo lejos, desde la sala contigua, la música de una canción que quizás no conoces [5] (dos rápidos y un lento). Cierra ahora los ojos y abandónate. Intenta olvidar el catalogo, la invitación, todas las razones por las que llegaste aquí: siente como el color que permanece en la memoria aumenta el calor del cuerpo. Bienvenido, usted está en el lugar donde se ejercen sus sensaciones. Estás en la exposición, la exposición está dentro de ti.
Jorge Sepúlveda T.
Curador Independiente.
Julio de 2006.
BIM BAM BUM
Barbara Gillmore
11 al 29 de Julio 2006
Museo Benjamín Vicuña Mackenna
Curatoría: Jorge Sepúlveda T.
Colaboran:
– Curatoría Forense // www.curatoriaforense.net/
– Museo Benjamin Vicuña Mackenna //
http://www.dibam.cl/subdirec_museos/mbm_mackenna/
– Sepiensa // www.sepiensa.net
– TRUJILLO // www.trujillo.cl
– Gestion de Arte // www.gestiondearte.net
[1] La definición es una rigidación efectiva de la realidad que la corta y la empobrece para poder utilizarla como herramienta, contrariamente la ambiguación intenta hacerle justicia a esa parte inabarcable/incontenible de la realidad.
[2] Como estoy señalando en artículos que estoy escribiendo paralelamente (ej. El arte debe ser una fiesta) la sensacionalidad de la fiesta es también la aplicación de la razón, del juicio y del criterio, no solo de los fuegos de artificio y del volumen de la música.
[3] Este fenómeno ya lo he mencionado en un artículo anterior sobre VECTOR A QUARK y su presentación de 2005 en Cine Arte Normandie.
[4] La tentación de escribir sobre una exposición y delatar sus claves de lectura es grande, más aún si las exposiciones son conversadas, discutidas y producidas conjuntamente por el artista y el curador como una herramienta de potenciamiento de la obra que se está haciendo. Pero una exposición, insisto, es un riesgo. Las pretensiones y sus consecuencias difieren o coinciden, espectador mediante.
[5] La canción es Love Hurts de Sinead O´Connor, en una versión mezclada con la voz de bárbara y anecdotizada por pasajes de su vida.
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