El Deseo del Analista :: relatar es construir la posición de la obra en su entorno.

Por ser bueno
me pusiste en la miseria
me dejaste en la palmera
me afanaste hasta el color

se tragaron, con «la viuda»
y «el guerrero», lo que me costó
10 años de paciencia y de yugar
chorros!, vos, tu vieja y tu papá!
Chorra, Enrique Santos Discepolo

¿Qué es lo que hace un comentarista-crítico-cronista_de_arte? Relatar la posición de la obra en su entorno, contextualizarla a través del trabajo del texto: escribe una historia posible, que suene lógica, que parezca coherente. Aparentando el hallazgo de señales las construye añadiéndole/imantándole adjetivaciones.

Hay una desazón en el público no espectador de arte contemporáneo cuando se encuentra con una obra y dice ¿qué significa? como si la obra fuera un acertijo. El texto de catálogo que se acostumbra en Chile confirma esa impresión moviéndose en el plano de la justificación/validación: explicita el acertijo y da pistas para que el juego pueda ser ganado[1], o pretende que su enigma sea desactivado para potenciar su efecto.

He postulado anteriormente que la obra de arte contemporáneo no es más que una excusa para hablar de otras cosas que ella permite organizar como discurso: la pregunta entonces no sería ¿qué significa? si no ¿cómo hace significar (a lo otro)?.

El campo de la interpretación siempre es amplio, ficcional, manipulable[2]: así como en la novela lograda técnicamente uno olvida la existencia de su autor la inteligencia de la interpretación consiste en ocultar el deseo del analista, mostrarlo inexistente y que el hallazgo sea una obviedad hasta ese momento ignorada.

Probablemente esto sea la base de la rencilla de los artistas jóvenes con los comentaristas y teóricos del arte: hay artistas que pretenden aislar su obra, univocar su existencia. Pero yerran ya que todo objeto es, también, la forma en que está puesto frente a quien lo posee con la mirada, con el dinero, etc. La obra arrojada/puesta en circulación es también una irradiación de significación y de prestigio (donde todos los objetos reciben/otorgan).

Yo propongo que la realidad es una novela multi-autorial donde toda interpretación es posible hasta que una hipótesis se impone, hasta que un personaje se vuelve protagonista, hasta que un discurso se vuelve predominante. Por tanto el discurso del arte contemporáneo es todo lo contrario de una ciencia exacta: es una conciencia inestable a la espera de un acuerdo masivo[3] . Esta consolidación de especulaciones en axiomas consensuados permite que el sistema del arte pueda justificar los oficios y servicios asociados[4] a la mera factoría productivista.

El objeto de arte, entonces, sería un objeto común y corriente en espera de que sea asignada su función, que sea hallado su lugar, su posición y su disposición, expectante a ser requerido por un sentido común ineficiente para entender aquello que la lógica de su mecanismo no puede.

El artista entonces puede ser estratega o artesano, puede elegir un nicho entre la amplia gama que va desde organizar sus medios para controlar los efectos de su declamación de intereses hasta ser un productor pompier. En cualquier caso cada objeto será obra constituida cuando se convierta para la teoría en un universal singular, es decir, un individuo que representa en sí la posibilidad de argumentación de todos los demás.

Jorge Sepúlveda T.
Curador Independiente
Santiago de Chile, Noviembre 2006.

NOTAS

[1] Quizá sea también un laberinto de sentido con un minotauro que apenas se resiste, que premia con indolencia un esfuerzo inútil pero persistente.
[2] Delimitada quizá unicamente por las explicitaciones que el objeto a interpretar utiliza solamente del modo en que ha sido significado por el uso y la costumbre.
[3] La Historia del Arte sería, según esta línea de argumentación, la redacción del esfuerzo puesto en hacer visible la fluctuación de los acuerdos tomados en qué es reconocido como Arte.
[4] Un ejemplo de esto lo podemos ver en los comentarios de Justo Pastor Mellado relativos a la construcción, inflación y financiamiento del CADA (y su entorno): La Declinación de una Marca Editorial, Textos y Muebles y La Fragilidad de un Mito Administrativo

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